lunes, 20 de diciembre de 2010


Pónmelo difícil. No me lo pongas en bandeja, pero tampoco me lo pongas imposible. Lo justo, a su medida. Hazlo llamativo. Pónmelo de tal forma que quiera ir a por ello a cada minuto, a cada segundo. Hasta conseguirlo. Sabes cómo soy, si me propongo algo, voy a por ello.
Y me propongo encontrarte en cada mirada, en cada sonrisa, en cada roce de manos, en cada canción. Encontrarte y que me encuentres tú a mí. Que sea algo mutuo.
Me propongo que te guste, que sonrías con cada gesto, con cada palabra. Tu sonrisa será el motivo de mi día a día. Que ya me encargo yo de enseñarte mil lunas, de esas que se quedan grabadas en las retinas, para que yo pueda verlas...pero reflejadas en tus ojos.
Me propongo despertarme cada día y sonreír porque tú estés a mi lado física o mentalmente. Y también te propongo que tú lo hagas, que pienses en mi nombre, y tu cara esboce una pequeña sonrisa tonta.
Me propongo que tú seas tú, que yo sea yo, y tú y yo sumemos uno.